sábado, 25 de octubre de 2025

Pechito de cerdo al horno (Nancy Aiscurri)

2025-abril-1°

Ésta es una de mis comidas preferidas, cuando está bien hecha, claro está. Como la hizo Nancy esa noche en Olavarría… pero siempre, o casi siempre, la he comido de invitado, difícilmente me salgan a mí los sabores y las texturas deseadas.

Las imágenes pertenecen a Nancy Aiscurri

Era el martes 1° de abril. Estábamos en Olavarría celebrando el cumpleaños de mi primo Luis Aiscurri. Charlamos, comimos, bebimos algo y la pasamos muy bien, como he contado en el artículo que encabeza esta recopilación de recetas.

Volvimos a dejar a mi prima Nancy en su casa. Nuestra idea era comer algo liviano en el Centro, pero mi prima pronunció las palabras mágicas, “¿Qué quieren comer esta noche? ¿Canelones?”. Los canelones de Nancy son irresistibles, pero nos pareció demasiado… (1) “No, no, algo más livianito, por favor”… “Entonces voy a hacer pechito de cerdo al horno”

Volvimos al hotel a tomar un pequeño descanso, mientras yo iba pensando en qué tan liviano sería ese plato.

Luego, mientras comíamos, advertí que me había formulado una pregunta insensata… Ese pechito de cerdo era todo lo que está bien en una comida.

¿Qué me gusta de las carnes al horno en general y del pechito en particular? Que la carne este cocida, pero no seca, y que esté tierna y que las verdura estén bien cocida y medio caramelizada el estilo Francis Mallman en algunas partes, en especial la cebolla, y que los condimentos tengan presencia sin ser invasivos… Todo es estaba en orden en cada plato que Nancy servía… puro gusto argentino.

Dos cuestiones para aclarar.

La primera, relacionada con la carne. En los últimos años, se ha hecho una costumbre que te vendan en las carnicerías (y en supermercados también) lo que llaman “pechito con manta”. Es como si fueras a comprar asado de tira y sólo te lo vendieran sin separar el costillar del vacío. Me gustan por separado. Aunque, en el caso del cerdo, prefiero el pechito, pero todo está bien, eso sí, por separado. A Nancy esta combinación piezas no le disgusta… pero, con mimo, sólo sirvió las costillitas.


Cuando dije “gusto argentino”, me refería al gusto de las pampas argentinas y, por supuesto, de la Ciudad de Buenos Aires. Este gusto se cifra en cuatro condimentos, a saber: ajo, perejil, ají molido y orégano. Ellos son la base de algunos aderezos imprescindibles en nuestra cocina, como la provenzal, el adobo para pizza y, por supuesto, el chimichurri.

Cuando alguien te espera y entrás en su casa percibiendo como sale del horno un aroma a ajo y perejil caramelizándose, uno siente que la ventura está próxima. Confieso que el asado que esa noche presentó llevaba condimentos afines a nuestro gusto que me ganaron el espíritu ni bien entré en la cocina de Nancy.

Los invito a que preparemos juntos la receta de mi prima… No vamos a alcanzar la cumbre de su cocina, pero, tal vez, lleguemos cerca si seguimos sus pasos.

Pechito de cerdo con verduras al horno

Fuente (fecha)

Nancy Aiscurri (2025)

Ingredientes

Pechito de cerdo con el vacío (manta) 2 kg.

Papa 1 grande.

Batata 1 grande.

Batata zanahoria 1 grande.

Cebolla 1 grande.

Morrón rojo 1 grande.

Zanahoria 1 grande.

Calabaza 2 rodajas sin semillas.

Ají molido a gusto.

Provenzal a gusto.

Aceite cantidad necesaria.

Preparación

1.- Condimentar el cerdo con ají molido y provenzal sobre una asadera.

2.- Pelar y cortar las verduras en trozos grandes.

3.- Colocar las verduras en la asadera a los costados de la carne y agregar un chorrito de aceite para que no se pegue en la cocción.

4.- Cocinar en horno a temperatura media por una hora y media.

5.- Subir el horno para que todo se dore,

6.- Servir caliente.

Comentarios

1.- La costilla de cerdo debe ser ancha.

2.- El morrón que Nancy prefiere es el rojo. A veces usa mitad y mitad de rojo y amarillo. Si por alguna circunstancia sólo tiene verde, usa la mitad de un pimiento.

3.- En el paso 5.-, a partir de que sube el fuego va controlando hasta que está en el color dorado que a ella le gusta. ES por ello que resulta difícil establecer el tiempo exacto.

4.- Nancy no usa sal. De todos modos, el plato estaba muy sabroso.

Notas y bibliografía:

(1) 2014, Aisucrri, Mario, “Canelones de Nancy Aiscurri, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 17 de mayo de 2025 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2014/03/canelones-de-nancy-aiscurri_3797.html

 

sábado, 11 de octubre de 2025

Budín con masa madre (Raquel Sosa y Carlos Aiscurri)

2025-marzo-31

Mi primo Carlos siempre ha sido vanguardista en materia de cocina familiar. Parece una contradicción en los términos, pero no lo es.

I La vanguardia en la cocina casera

A ver, pensemos un poco. ¿¡Cuántas mujeres llevaron los secretos de la cocina académica francesa a lo largo del siglo XX a las mesas de sus hogares!? Muchísimas. En principio, todas aquellas que aprendieron a cocinar o mejoraron su cocina con doña Petrona, sea por la radio, la lectura o la tele… y no hablo solo de las grandes ciudades, me consta que su voz escrita llegaba hasta los sitios más apartados de La Provincia profunda.

Pan de masa madre de cultivo con harina integral.
Las imágenes pertenecen a Raquel Sosa y Carlos Aiscurri,
salvo indicación en contrario

Carlos nació en Dudignac, una localidad de mediano porte en el Partido de Nueve de Julio. Siendo muy joven fue a vivir a la progresista ciudad de Olavarría. En ella estudió, trabajó y formó familia.

A pesar de que Raquel, su esposa, llevaba el mando en la cocina, siempre estuvo al tanto de lo que allí ocurría, empezando por el asado y remontando, desde allí a la preparación de pasteles y guisados. Hace ya muchos años que lo vi llevar carnes a las brasas con un asador mantera. (1) esto fue desde antes de que Francis Mallmann lo usara en televisión. El suyo lo había fabricado un herrero local y Carlos sintió que le permitía hacer un asado criollo a la estaca sin usar estacas, y con una prestación más prolija y limpia.


Mi primo ama las novedades culinarias, pero sólo en el caso que le permiten mejorar lo que ya hace. De modo que siempre está inquieto, busca, aprende e incorpora conocimientos técnicos que le resultan atractivos y útiles. Pero, nada de eso lo hace solo. Él y Raquel forman equipo, un gran equipo. Cuando Carlos cocina, Raquel lo asiste. Pero cuando ella se hace cargo, el papel de Juanita, es decir, del asistente, lo protagoniza mi primo. (2)

Ya he hablado del risotto que preparó la noche que comimos en su casa. (3) Ahora hablaré de algunas cosas más que probamos esa misma noche y de la charla que mantuvimos sobre estos temas,

II La incorporación de la novedad

La relación de Carlos con la novedad culinaria, y la tradición también, es, además de pragmática, crítica. Como vengo diciendo, no adopta lo nuevo por ser nuevo, sólo lo adopta, si le permite mejorar lo que hace… y, en ese proceso de adopción, suele haber adaptaciones considerables.

Antes de contar el tema de su incorporación de la masa madre cultivada a su cocina, referiré una pequeña anécdota que nos lleva al otro rincón del ring.


Ya conté sobre la adopción de asador mantera en el ejercicio de la cocina tradicional argentina que sienta sus rituales en torno del asado criollo. Pero no se quedó allí. En una oportunidad, mientras la mantera servía fielmente a su propósito, en otro rincón de la parrilla, preparaba la guarnición, verduras salteadas en un disco de arado. Esto ocurría cuando la técnica, hoy muy difundida, recién empezaba a insinuarse en los quinchos de los asadores argentinos expertos. (4)

A fines de 2001, publiqué, en El Recopilador de sabores entrañables, la receta de tapas para empanadas de tía Chocha. (5) En el texto, hacía yo alarde de la traslación experimental de lo que la tía me había contado hacia una exposición didáctica. Así fue como, después de algunos tanteos pude traducir “un pocillo medio grandecito” a 95 gramos.

La imagen pertenece a Nancy Aiscurri

Nancy, por un lado, y Carlos, por otro, adoptaron la fórmula obtenida no sin que les causara gracia mi relato. Mis primos y yo solemos cocinar con datos más o menos precisos, pero tía Chocha sabía muy bien qué era eso de un pocillo medio grandecito sin necesidad de medir nada.

Lo cierto es que, ahora, Carlos cultiva masa madre y la usa para todo. De modo que tuvo que reproducir el ejercicio experimental para ver, cuánto medía ese pocillo medio grandecito en una masa para tapas hecha con el agregado de masa madre…

III El uso de masa madre de cultivo

Sí, Carlos usa masa madre en la elaboración de sus tapas para empanadas, pero también para hacer pan y… pero vayamos por partes.

Estábamos comiendo la picada y charlando en la cocina de su casa, mientras Carlos terminaba el risotto. (ver nota (3)) En un momento, abrió la heladera y sacó un frasco de vidrio que contenía una especie de pasta chirle de color grisáceo. “¿Sabés qué es?”, dijo mi primo. “Masa madre”, respondí… La reconocí rápido, pero me llamó la atención que la conservara en la heladera.


Carlos contó que había aprendido a prepararla en uno de los talleres sobre el cultivo de masa madre de harina integral que lleva adelante, en la ciudad de Olavarría, Romina Campagnale. Tuve acceso a los apuntes del taller. Me parecieron muy didácticos. En ellos, se explica el contexto, el modo de iniciar el cultivo, de alimentar y conservar y de utilizar la masa madre.

El lector inquieto tiene, por lo menos, un somero conocimiento de cómo la masa madre de cultivo se constituye en un fermento que sólo requiere agua y harina. Lo verdaderamente notable es que las claras explicaciones de Romina exhiben un carácter tan racional y cartesiano como la receta de un risotto. (ver nota (3)) Ello facilita mucho las cosas de quienes quieren utilizar este tipo de pre fermento en el seno de su hogar.


Así es como explica con precisión el procedimiento que debe seguirse día por día hasta llegar a una masa madre activa, indicando, por ejemplo, con precisión, las cantidades modestas de harina y agua que pueden utilizarse para desarrollar una masa madre en escala hogareña.

Recomienda conservarla en la heladera en un táper cerrado, donde la masa continúa con su actividad biológica en modo pasivo. Para usarla habrá que activarla, sacando, en otro envase, la porción requerida para cada receta específica, agregando agua y harina y dejando que fermente fuera del refrigerador. En este caso el envase no debe cerrarse herméticamente.

Obviamente, mientras se conserva en la heladera, es necesario cuidarla, descartando parte de ella y alimentándola con harina y agua de manera sistemática.


Es entonces que Raquel y Carlos hacen alarde de su sentido práctico. Cada vez que tienen que descartar una porción de masa, la utilizan en alguna receta específica, como es el caso del budín que publico en estas notas. Carlos no la conserva herméticamente cerrada en la heladera, deja que entre un poco de aire.

IV Una receta más que interesante

El material de Romina cuenta, además, con una serie de recetas. Raquel y Carlos aprovechan estas fórmulas cuando hacen el pan para el consumo diario o pizzas, si se presenta la ocasión. Un par de días antes de nuestra llegada había hecho el budín de chocolate y nuez que probamos y que se encuentra entre las propuestas de Romina Campagnale.

Carlos no sólo da uso práctico a la masa madre que cultiva. También modifica las recetas, acomodándolas a su gusto personal y al de Raquel, claro está. Fue así como adaptaron la receta de tapas para empanadas de tía Chocha, como ya he contado.


Algo parecido hicieron con la receta de budín que modificaron según el detalle que expongo en la fórmula que sigue a continuación. La idea de ambos era que resultara menos dulce.

Queda a criterio del lector que evalúe si alcanzaron su objetivo o no.

Budín con masa madre

Fuente (fecha)

Raquel Sosa (2025) Adaptación de la receta de Romina Campagnale.

Ingredientes

Manteca 150-200 gr.

Azúcar rubia 150-200 gr.

Huevos 4.

Harina integral fina 200 gr.

Masa madre activa 80 gr.

Chocolate semiamargo 65 gr.

Nueces 65.-

Polvo de hornear1 cucharadita.

Sal 1 pizca.

Extracto de vainilla unas gotas a gusto.

Preparación

1.- Remojar las nueces por horas,

2.- Trozar el chocolate.

3.- Batir la manteca (en estado pomada) con el azúcar. Aromatizar con vainilla.

4.- Agregar los huevos de a uno y seguir batiendo.

5.- Reservar una cucharada de harina.

6.- Mezclar la harina con el polvo de hornear y la sal.

7.- Agregar esta mezcla a la preparación.

8.- Retirar parte de la preparación y mezclarla con la masa madre activada.

9.- Mezclar con la masa principal.

10.- Agregar las nueces, el chocolate y la cucharada de harina reservada a la masa.

11.- Volcar la preparación en una budinera previamente en mantecada.

12.- Levar la masa 30 minutos a temperatura ambiente y luego en la heladera por 18 a 24 hs.

13.- Sacar el budín de la heladera y dejarlo atemperar por 30 minutos.

14. Llevar a un horno precalentado a 180° C por entre 40 a 45 minutos.

Comentarios

Generales:

1.- ¿En qué consiste la adaptación de la receta original? En una reducción a un 80% del peso de los ingredientes; excepto para el caso de la manteca y el azúcar en los que la reducción se considera en una variación que va desde un 50% hasta máximo de 65%.

2.- En cuanto a tiempo exacto de cocción, es necesario recordar que no todos los hornos son iguales. Por ello, es recomendable quitar la asadera del horno a los 40 minutos pinchar el budín con un palillo. Si sale seco, ya está. Si no, requiere unos minutos más de horno.

De Romina:

1.- En materia de ingredientes, algunas recomendaciones:

a)     En lugar de manteca, es preferible usar ghee, es decir, manteca clarificada.

b)    En el azúcar, buscar que sea orgánico.

c)     Si los huevos son grandes, debe calcularse un peso de 200 gr.

d)    De preferencia, usar sal marina.

2.- Las nueces se remojan para activarlas y eliminar los anti nutrientes.

V ¿Cómo sería esta receta sin masa madre?

El lector interesado que no es avezado al cultivo de masa madre, seguramente se formulará la pregunta del epígrafe.

Referencia de la imagen en (a) 

Especulamos con Carlos cómo sería esa receta. Ambos llegamos a la conclusión de que seguramente debiera llevar más harina, pero que no podríamos establecerlo con precisión sin experimentar. Sin embargo, la materia parecía ser bastante compleja como para librarla a un simple ensayo de prueba y error.

Entonces, Carlos decidió consultar a la propia Romina Campagnale. Ella le dijo que, para reemplazar 100 gr de masa madre, es necesario agregar 50 gr de harina y 50 de líquido. Propone, para ello, usar un huevo. Contrariamente a lo que yo suponía, no se debe agregar levadura industrial, sino unos 20 gr de polvo de hornear en total a la preparación.

Notas y bibliografía:

(1) En La Argentina llamamos mantera a un armazón bilateral de acero que encierra y sujeta la carne que se va a asar. Tiene un dispositivos que le permite giros y movimientos que dan herramientas al asador para regular la inclinación de la pieza sobre las brasas, orientar verticalmente en un arco que asegura el mejor aprovechamiento del viento o del reparo, según sea la necesidad y girar 180° el aparato sobre su eje para asar el reverso de la pieza. De este modo, la técnica tradicional que supone sujetar la carne a cruces de metal o simples estacas de madera se ve perfeccionada, sin perder su esencia.

(2) Juanita Bordoy era el nombre de la eterna asistente de doña Petrona. De allí que suele ocurrir que, cuando solicitamos a alguien que nos ayude a cocina, le digamos, “vení y haceme de Juanita.

(3) 2025, Aiscurri Mario, “Risotto de hongos (Carlos Aiscurri)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 11 de octubre de 2025 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2025/09/risotto-de-hongos-carlos-aiscurri.html.

(4) En La Argentina, llamamos quincho a una instalación rústica destinada al asado a la parrilla fuera del edificio principal de una casa. Con el tiempo el quincho ha desempeñado un papel más complejo que, centrado en la parrilla y las cocciones a fuego abierto, se ha transformado también en un sitio acogedor para comidas informales con la familia y los amigos. He visto el desarrollo de instalaciones de función similar en algunos pueblos de España e Italia. En la primera reciben el nombre de bodega, en la segunda, de cantina.

(5) 2021, Aiscurri Mario, “La tía Chocha y la receta de mis empanadas -Revisión”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en  https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2021/10/la-tia-chocha-y-la-receta-de-mis.html el 10 de mayo de 2025.

(a) Visto el 11 de octubre de 2025 en https://www.facebook.com/photo.php?fbid=2458579560955576&id=889685984511616&set=a.2188849077928627


sábado, 27 de septiembre de 2025

Risotto de hongos (Carlos Aiscurri)

2025-marzo-31

El risotto es un plato que amo… y mi primo Carlos me convidó en su casa de Olavarría con uno que hizo él mismo con gran maestría. Debo reconocer que estaba insuperable.

las imágenes pertenecen a Carlos Aiscurri, salvo indicación en contrario

Llegamos a su casa, por la noche y, como estaba cocinando, nos quedamos allí mismo, en la cocina, haciéndole compañía. Mientras se desarrollaba el proceso, allí estábamos Nancy, Raquel, Haydée, el mismo Carlos y yo. Casi distraídamente apresuramos una picada que aún no había sido llevada a la mesa del comedor. El lugar parecía ideal para charlar y compartir cosas buenas, tanto por su calidez y como esa la picada sublime que incluía chorizo seco, queso de chancho y queso.

El contraste entre el plato principal cosmopolita y la picada, tradicional, criolla y bonaerense no parecía notarse. 

Carlos tenía la mise au place bien resuelta. Cada cosa ocupaba su lugar e ingresaba a la cazuela en el momento correspondiente. Raquel lo asistía a cada paso.


Amo el carácter cartesiano de esta receta, la primera que aprendí a hacer como es debido. Siempre me dije que el diseño euclidiano de esta comida todo lo facilita. Siempre me dije que es una fórmula ideal para contadores… y mi primo Carlos y yo lo somos, él de números, yo de historias.

Quien siga las instrucciones al pie de la letra hará un risotto más que razonable… me pasa cada vez que lo hago. Pero, para hacer un plato sublime, hay que poner algo más que la voluntad de un alumno aplicado… y mi primo lo Consiguió. Su risotto fue uno de los mejores que comí en la vida.

¿Secretos? Buenos productos, buenas técnicas y buen gusto, sobre todo buen gusto. Sí claro, los buenos productos y la buenas técnicas son fáciles de medir; pero el buen gusto… ¡uhmmm!


En este caso, tenía un dulzor delicioso. ¿De dónde provendría ese perfume irresistible que nos daba el plato? ¿de la calidad de los hongos que usó o de la técnica para su hidratación y cocción? ¿Habrá sido, tal vez, el vino que usó? ¿…y el caldo que pito habrá tocado en el asunto? No lo sé, pero el resultado no dejó de sorprenderme.

Aquí les dejo la receta para que prueben a ver si les sale igual… o por lo menos parecido y para que descubran el secreto del risotto que esa noche hizo mi primo Carlos en Olavarría.

Risotto de hongos

Fuente (fecha)

Carlos Aiscurri (2025)

Ingredientes

Para el risotto:

Arroz carnarolli 550 gramos.

Hongos de pino secos 50 gramos.

Champiñones y/o portobellos frescos 200 gramos.

Cebolla 1.

Tallo de apio.

Vaso de vino blanco seco.

Caldo de verdura 2 litros como mínimo.

Manteca 50 gr.

Aceite de oliva cantidad necesaria.

Queso rallado a gusto.

Sal y pimienta a gusto.

Caldo de verduras:

Agua 2 litros.

Apio 2 ramas.

Zanahorias 1.

Choclo 1.

Cebollas 1.

Clavos de olor 3 ó 4.

Puerro 1.

Sal a gusto.

Preparación

1.- Cocinar el caldo por 2 ó 3 horas a fuego muy bajo, dejar reposar y colar.

2.- Lavar los hongos de pino seco e hidratarlos en agua caliente. Luego colarlos y cortarlos en tamaños a gusto del cocinero (de preferencia, bien chicos). Guardar el agua dónde se hidrataron para agregar al caldo.

3.- Cortar los hongos frescos en láminas y pasarlos unos minutos vuelta y vuelta por una sartén con poco aceite y a fuego suave. Cubrir la base de la sartén, evitando encimar las láminas. Luego cortarlas más o menos al mismo tamaño que los de pino.

4.- Cortar la cebolla y el apio en trozos muy pequeños.

5.- En un recipiente poner a calentar parte del caldo con el agua donde se hidrataron los hongos. En otro recipiente poner a calentar el resto del caldo.

6.- Poner a fuego moderado un recipiente no muy profundo con un poco de manteca y aceite de oliva.

7.- Agregar la cebolla y el apio.

8.- Cuando la cebolla esté transparente, agregar el arroz. Si es necesario, agregar un poco más de aceite.

9.- Cuando el arroz está nacarado, agregar el vino.

10.- Cuando el alcohol del vino se evapora (aproximadamente 3 minutos), agregar un poco de caldo. Ir moviendo el arroz cada tanto, tratando de no romper los granos (puede ser moviendo la paella, con un suave meneo, o con una cuchara de madera, con movimientos, también suaves, dibujando ochos).

11.- En un par de minutos, agregar los hongos.

12.- Salpimentar a gusto.

13.- Ir agregando cucharones de caldo cuando sea necesario. Seguir moviendo el arroz cada tanto. Cocinar por aproximadamente 20 minutos.

14.- Cuando el arroz esté cocinado, retirar del fuego, agregar la manteca fría y el queso rallado y mezclar bien hasta que esté cremoso (los que saben lo hacen con movimientos rápidos de la paella, pero puede hacerse revolviendo con la cuchara de madera).

Ajuste personal

1.- Si tengo tiempo, dejo que la cebolla y el apio se rehoguen a fuego muy bajo por 20 minutos y subo a fuego moderado cuando tengo que agregar el arroz. Si no tengo demasiado tiempo, inicio el sofrito a fuego moderado y agrego un poco de sal para que se rehogue más rápido, alrededor de 5 minutos.

2.- En el paso 9.- subo la temperatura para facilitar la evaporación del alcohol. Luego de tres minutos, lo vuelvo a moderado.

3.- Por gusto personal, agrego perejil picado en el momento de la mantecatura (paso 14.-).

Comentarios

1.- La composición del caldo de verduras que contiene esta receta, es una sugerencia de Carlos, no representa estrictamente fórmula que usó esa noche en Olavarría o la que usa en otras oportunidades. Siempre lo hace con lo que tiene disponible. Por ejemplo, al caldo de esa noche agregó un par de tomates secos previamente hidratados. El clavo de olor va pichados en la cebolla para facilitar su recuperación.

2.- Por ello, Carlos agrega a su sugerencia de caldo que puede llevar “Cualquier otra verdura que se te ocurra que le puede dar gusto”

3.- Carlos concluye diciendo que: “Cuando hago ésta receta para 2 personas, en lugar de cocinar esta fórmula clásica, lo hago con ½ cubito de caldo en agua bien caliente. No es lo mismo, pero…”

4.- Como el agua de hidratación se agrega el caldo, Carlos toma la precaución de calentarlo en dos recipientes. En uno agrega este líquido. Ese es el caldo que usará en el risotto. El otro lo tiene en reserva para agregar, si es necesario. Lo que sobre de este último podrá usarse en otra comida sin que esté impregnado del sabor a los hongos de pino.

5.- Carlos guisa el risotto en una paella.