sábado, 21 de junio de 2025

El consumo de coca, salud y superstición (1590)

José Acosta s.j. nació en Medina del Campo (Valladolid) en 1540 y falleció en Salamanca en 1600. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1561, ordenándose sacerdote en 1567. Pasó 17 años en Perú y México. En 1590 se publicó en Sevilla su obra más importante, Historia Natural y Moral de las Indias. Se trata de una síntesis natural y antropológica de los territorios ocupados por los españoles en el siglo XVI. “Sus ideas se adelantan en 250 años a algunas de las hipótesis de Darwin. La vida de Acosta fue muy discutida dentro del contexto social y político de la España de Felipe II, de la Iglesia de Roma y de la Compañía de Jesús” (1)


Los fragmentos que se transcriben a continuación están tomados del “Libro Cuarto” de la obra citada. La misma se compone de siete libros. Los cuatro primeros están dedicados a la historia natural, los tres siguientes poseen un carácter “antropológico”. En los tres primeros libros, las referencias sobre la vida y las costumbres alimentarias de los indios americanos son escasas y escuetas. El Libro cuarto expone sobre los frutos de la tierra, primero los minerales y luego los vegetales y animales que son aptos para la alimentación humana. El padre José explica que la coca es un producto valioso en el Perú del siglo XVI, en especial en Cuzco y Potosí. La planta nace y crece en lugares muy cálidos y húmedos. Los indios ponen mucho cuidado en el cultivo de la coca y en la conservación de las hojas cosechadas. Explica la técnica de consumo y los efectos estimulantes que los indios sostienen sobre ella. Para muchos, estas propiedades son imaginarias y obedecen a prácticas supersticiosas. Describe las salsas que se prepara con coca después de tratarla con cal o con cenizas. (2)

La coca, entre la salud y la superstición (siglo XVI)

Aunque el plátano es más provechoso, es más estimado el cacao en Méjico, y la coca en el Perú; y ambos a dos árboles son de no poca superstición. /…/.

”/…/. En el Perú (el cacao) no se da; mas dáse la coca, que es otra superstición harto mayor, y parece cosa de fábula. En realidad de verdad, en sólo Potosí monta más de medio millón de pesos cada año la contratación de la coca, por gastarse de noventa a noventa y cinco mil cestos de ella, y aun el año de ochenta y tres fueron cien mil. Vale un cesto de coca en el Cuzco de dos pesos y medio a tres, y vale en Potosí de contado a cuatro pesos, y seis tomines, y a cinco pesos ensayados; y es el género sobre que se hacen cuasi todas las baratas o mohatras, porque es mercadería de que hay gran expedición.

”Es, pues, la coca tan preciada una hoja verde pequeña que nace en unos arbolillos de obra de un estado de alto; críase en tierras calidísimas y muy húmedas; da este árbol cada cuatro meses esta hoja, que llaman allá tres mitas. Quiere mucho cuidado en cultivarse, porque es muy delicada, y mucho más en conservarse después de cogida. Métenla con mucho orden en unos cestos largos y angostos, y cargan los carneros de la tierra, que van con esta mercadería a manadas, con mil y dos mil y tres mil cestos. El ordinario es traerse de los Andes, de valles de calor insufrible, donde lo más del año llueve; y no cuesta poco trabajo a los indios, ni aun pocas vidas su beneficio, por ir de la sierra y temples fríos a cultivalla y beneficialla y traella. Así hubo grandes disputas y pareceres de letrados y sabios sobre si arrancarían todas las chacaras de coca; en fin, han permanecido.

”Los indios la precian sobremanera, y en tiempo de los reyes Ingas no era lícito a los plebeyos usar la coca sin licencia del Inga o su gobernador. El uso es traerla en la boca y mascarla chupándola: no la tragan; dicen que les da gran esfuerzo y es singular regalo para ellos. Muchos hombres graves lo tienen por superstición, y cosa de pura imaginación. Yo, por decir verdad, no me persuado que sea pura imaginación; antes entiendo que en efecto obra fuerzas y aliento en los indios, porque se ve en efectos que no se pueden atribuir a imaginación, como es con un puño de coca caminar doblando jornadas, sin comer a veces otra cosa, y otras semejantes obras.

”La salsa con que la comen es bien conforme al manjar, porque ella yo la he probado, y sabe a zumaque, y los indios la polvorean con ceniza de huesos quemados y molidos, o con cal, según otros dicen. A ellos les sabe bien, y dicen les hace provecho, y dan su dinero de buena gana por ella, y con ella rescatan, como si fuese moneda, cuanto quieren. Todo podría bien pasar si no fuese el beneficio y trato de ella con riesgo suyo y ocupación de tanta gente. Los señores Ingas usaban la coca por cosa real y regalada, y en sus sacrificios era la cosa que más ofrecían, quemándola en honor de sus ídolos.” (3)

Notas y Bibliografía: 

(1) Leído en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=140428#, el 3 de julio de 2023.

(2) 1590, Acosta, José de s.j., Historia natural y moral de Las Indias, Sevilla, San Juan de León. Leído el 3 de noviembre de 2024 en https://www.google.com.ar/books/edition/Historia_natural_y_moral_de_las_Indias/JA4rAQAAIAAJ?hl=es-419&gbpv=1&pg=PA2&printsec=frontcover

(3) Ídem, pp. 379-381.


El cacao, alimento y moneda (1590)

José Acosta s.j. nació en Medina del Campo (Valladolid) en 1540 y falleció en Salamanca en 1600. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1561, ordenándose sacerdote en 1567. Pasó 17 años en Perú y México. En 1590 se publicó en Sevilla su obra más importante, Historia Natural y Moral de las Indias. Se trata de una síntesis natural y antropológica de los territorios ocupados por los españoles en el siglo XVI. “Sus ideas se adelantan en 250 años a algunas de las hipótesis de Darwin. La vida de Acosta fue muy discutida dentro del contexto social y político de la España de Felipe II, de la Iglesia de Roma y de la Compañía de Jesús” (1)


Los fragmentos que se transcriben a continuación están tomados del “Libro Cuarto” de la obra citada. La misma se compone de siete libros. Los cuatro primeros están dedicados a la historia natural, los tres siguientes poseen un carácter “antropológico”. En los tres primeros libros, las referencias sobre la vida y las costumbres alimentarias de los indios americanos son escasas y escuetas. El Libro cuarto expone sobre los frutos de la tierra, primero los minerales y luego los vegetales y animales que son aptos para la alimentación humana. En los párrafos que siguen describe las propiedades del cacao, su uso como moneda de cambio y las propiedades nutricionales y organolépticas del chocolate. Describe ciertos preparados de chocolate, entre los que se incluyen algunos que son picantes, porque se combina con chiles. (2)

El cacao en las India en el siglo XVI

Aunque el plátano es más provechoso, es más estimado el cacao en Méjico, y la coca en el Perú; y ambos a dos árboles son de no poca superstición. El cacao es una fruta menor que almendras, y más gruesa, la cual tostada no tiene mal sabor. Esta es tan preciada entre los indios, y aun entre los españoles, que es uno de los ricos y gruesos tratos de la Nueva España, porque como es fruta seca, guárdase sin dañarse largo tiempo, y traen navíos cargados de ella de la provincia de Guatimala; y este año pasado un corsario inglés quemó en el puerto de Guatulco de Nueva España más de cien mil cargas de cacao. Sirve también de moneda, porque con cinco cacaos se compra una cosa, y con treinta otra, y con ciento otra, sin que haya contradicción; y usan dar de limosna estos cacaos a pobres que piden.

”El principal beneficio de este cacao es un brebaje que hacen, que llaman chocolate, que es cosa loca lo que en aquella tierra le precian, y algunos que no están hechos a él les hace asco, porque tiene una espuma arriba y un borbollón como de heces, que cierto es menester mucho crédito para pasar con ello. Y en fin, es la bebida preciada, y con que convidan a los señores que vienen o pasan por su tierra los indios; y los españoles, y más las españolas hechas a la tierra, se mueren por el negro chocolate. Este sobredicho chocolate dicen que hacen en diversas formas y temples, caliente, y fresco, y templado. Usan echarle especias y mucho chili; también le hacen en pasta, y dicen que es pectoral, y para el estómago y contra el catarro. Sea lo que mandaren, que en efecto los que no se han criado con esta opinión no lo apetecen.

”El árbol donde se da esta fruta es mediano y bien hecho, y tiene hermosa copa; es tan delicado, que para guardarle del sol y que no le queme, ponen junto a él otro árbol grande, que sólo sirve de hacelle sombra, y a éste llaman la madre del cacao. Hay beneficio de cacaotales donde se crían, como viñas o olivares en España, por el trato y mercancía; la provincia que más abunda es la de Guatimala. En el Perú no se da; mas dáse la coca, que es otra superstición harto mayor, y parece cosa de fábula. /…/.” (3)

Notas y Bibliografía: 

(1) Leído en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=140428#, el 3 de julio de 2023.

(2) 1590, Acosta, José de s.j., Historia natural y moral de Las Indias, Sevilla, San Juan de León. Leído el 3 de noviembre de 2024 en https://www.google.com.ar/books/edition/Historia_natural_y_moral_de_las_Indias/JA4rAQAAIAAJ?hl=es-419&gbpv=1&pg=PA2&printsec=frontcover

(3) Ídem, pp. 378-379.


sábado, 7 de junio de 2025

Las empanadas en los recetarios argentinos - Parte VI Recetarios Regionales (Final)

Ir a Parte VI (Ter)

Toca continuar con recetarios de cocina regional publicados en los últimos años, completando el recorrido por las recopilaciones llevadas a cabo por el Ministerio de Desarrollo Social alrededor de 2010.

V Los recetarios y las celebraciones del Bicentenario (cont.)

Los invito a echar una hojeada (lo tengo impreso) a Desde el centro del país. Esta región gastronómica abarca las provincia de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. (27)

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca, salvo indicación en contrario.
Referencia de la imagen (a)

En materia de pasteles, sólo hay una fórmula de “Pastel de papas con carne” (pp. 12), en el capítulo correspondiente a la Provincia de Córdoba. Si forzamos un poco las denominaciones, también hay una receta de “Tarta de ortiga y acelga” (pp. 11), en el mismo capítulo.

En materia de Empanadas, el recetario es muy parco. No hay empanadas criollas provinciales, ni las famosas empanadas cordobesas ni las que fueran prestigiosas antaño, que se hacían en la Provincia de Santa Fe.

Sí hay “Empanaditas de pescado” (pp. 22), en el capítulo correspondiente a la Provincia de Entre Ríos. La masa lleva harina, grasa, sal y agua y se trabaja como un hojaldre sencillo (la masa se estira se unta con grasa derretida, se espolvorea con harina y se pliega varias veces repitiendo el procedimiento). El relleno parte de un sofrito de cebolla, morrón y ajo al que se agrega el pescado previamente hervido, desespinado y desmenuzado. Se condimenta con sal, pimienta, perejil picado, orégano y cebolla de verdeo. Las empanadas se rellenan, se cierran, se repulgan y cocinan fritas en grasa bien caliente.

También forzando un poco las denominaciones, hay una receta de “Varenikes” (pp. 24-25), en el mismo capítulo.

Recorramos ahora los Sabores de Buenos Aires. (28) La colección está ordenada en tres capítulos dedicados respectivamente al área metropolitana, a la zona norte y a la zona sur.

Referencia de la imagen (b)

Contiene cuatro recetas de pasteles. Las tres primeras, reproducen el formato de un relleno horneado entre dos capas de puré o preparación similar. El “Pastel de polenta” dispone un recado de carne entre dos capas de polenta (pp. 9), es una receta de un comedor del barrio Cildañez (villa 6, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). El “Pastel de merluza “Mar del Plata”” lleva una capa de puré de papas, filetes de merluza, una capa de puré de calabaza, filetes de merluza y otra capa de puré de papas (pp. 33), obviamente es una receta de Mar del Plata. El “Pastel de lentejas” lleva un recado que se hace a partir de un sofrito de verdeo y morrón al que se agregan las lentejas cocidas que, finalmente se hornea entre dos capas de puré de calabaza (pp. 34), la receta es también de Mar del Plata.

La cuarta receta lleva el nombre de “Pasteles” y consiste en nuestros tradicionales pastelitos de dulce (pp. 39). Su masa es hojaldrada (se estira, se pincela con margarina derretida, se espolvorea con harina y se pliega dos veces, repitiendo el procedimiento). Finalmente, la masa se estira y se cortan cuadrados. Los pasteles se rellenan con dulce de membrillo o batata sobre una de las tapas, luego se sierran con otra y se pliegan las puntas. Se cocinan fritos en grasa. La receta expuesta fue recopilada en la localidad de Maipú sobre la Autovía 2.


En materia de empanadas criolla, hay dos fórmulas:

Empanadas de liebre: Las tapas llevan harina, manteca o margarina, huevos, agua y sal. El relleno parte de un sofrito de cebolla, verdeo y morrón al que se agrega carne de liebre, previamente hervida y luego desmenuzada. Se condimenta con sal, pimienta y perejil. Se le puede agregar, opcionalmente, huevos duros y aceitunas. La masa se estira y se corta en discos. Los discos se rellenan con el recado, se cierran y se repulgan. Se cocinan al horno o fritas en grasa o aceite. La receta es de Lima, Partido de Zárate. (pp. 23)

Empanadas santiagueñas chavenses: Las tapas llevan harina, grasa vacuna y salmuera. El relleno lleva partes iguales de carne (cortada a cuchillo) y cebolla (picada bien fina), morrones y verdeo. La carne puede sancocharse previamente. Se condimenta con sal y especias “a gusto”. (pp. 35). La receta es de la localidad de Adolfo Gonzales Chaves.

En la primera receta se ve la evolución de la materia grasa que se emplea para hacer las tapas. En lugar de grasa, se prefiere la margarina o la manteca. Sin embargo, en la cocción, se da la opción de la fritura en grasa.

La autora de la segunda receta, Olga Campos ofrece el siguiente testimonio:

“Era tradición en mi pueblo de Tintina, Santiago del Estero, hacer empanadas todos los domingos. Desde temprano empezábamos a llorar pelando las cebollas. Para colmo, como somos una familia de diez hermanos, las cantidades a elaborar eran bastante grandes.

”Como en Buenos Aires las empanadas son más grandes, tuve que acostumbrarme a hacerlas más grandecitas y también otros sabores, como queso y tomate, jamón y queso, pollo, etc. Por eso esta receta tiene una cierta transformación, adaptada a mi nuevo lugar.”

Visto desde afuera, creo la principal transformación está en las sazones, como lo indica la receta que dice que el relleno se condimenta con “sal y especias (a gusto)”, en lugar de tratar de recuperar la sazón de las que hacía en Tintina. Este tipo de modificaciones es frecuente entre los migrantes.

Llegamos a nuestra última estación. Les muestro algunas recetas de empanadas criollas recopiladas en el sur patagónico de nuestra Argentina, expuestas en Sabores del sur. El recetario contiene fórmulas recopiladas en las provincias de La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. (29)

Si uno piensa en empanadas criollas y en la Patagonia, emerge inmediatamente la pomposa y regordeta imagen de esa cocinera con porte de madraza que concibió Dante Quinterno… Sí, se nos aparece la Chacha con su fuente humeante de empanadas que, a simple vista, ya nos abren el apetito. Pero, ¿cómo eran, qué llevaban, los recados que preparaba la Chacha?


Siempre imaginé que eran de carne de vaca, como todas las empanadas que hacían las mujeres de la familia… Pero, ahora pienso que tal vez las hacía con carne de capón. Ya nunca lo sabremos porque don Dante se llevó consigo, cuando se fue de viaje, la sabia receta, o tal vez, lo que se llevó fue su propia ignorancia sobre el tema.

En el recetario de marras hay tres fórmulas. Pensando en la Chacha, descartaría una de ella porque me parece más moderna; pero las otras dos, tal vez... Les muestro:

Empanada de avestruz: Las tapas son industriales. El relleno consiste en un sofrito de cebolla al que se agrega carne picada de avestruz (la proporción de cebolla y carne es de 2 a 1). Se condimenta con sal, pimienta, laurel, comino, ají molido y pimentón y se agregan huevos duros picados y aceitunas. Se cierran las empanadas y se cocinan al horno o fritas. La receta pertenece a la Provincia de La Pampa. (pp. 28-29)

Empanada de mondongo de capón: Las tapas llevan harina, grasa, sal y agua. El relleno consiste en un sofrito de cebollas, hecho en una mezcla de grasa y aceite, al que se agrega el mondongo bien cocido y picado muy pequeño. Se condimenta con sal, pimienta, orégano y ají molido. La masa se estira, se cortan las tapas. Las empanadas se rellenan, se repulgan y se cocinan fritas. (pp. 47) La receta es de la Provincia de Río Negro.

Empanadas de moluscos: Las tapas son industriales. El relleno consiste en un sofrito de cebolla y morrón al que se le agregan los moluscos (lapas, pulpitos y mejillones) pre cocidos al vapor, perejil y cilantro picados. Se condimentan con sal, pimienta, orégano y pimentón. Las tapas se rellenan y se cierran (no indica repulgo). Se cocinan al horno. (pp. 75) Provincia de Tierra del Fuego. Comentario adicional: “También pueden hacerse tartas con esta preparación.”

¿De avestruz o de capón? Decida el lector cuál prefiere o cuál sería la correcta.

¡Ah! Nótese que dos de las tres fórmulas usan tapas industriales y que, salvo la de moluscos, las otras usan grasa.


La receta de empanadas de avestruz, como llevo dicho, es de la Provincia de La Pampa. Esta hermosa provincia argentina es una suerte de bisagra que conecta la Patagonia con el resto del país. En la fórmula se ve una influencia cuyana en la proporción de cebolla y carne y nordestina en los condimentos: comino, ají molido y pimentón.

Finalmente, un detalle, el uso del cilantro en las “Empanadas de moluscos”, ¿es un signo de modernidad o de influencia chilena?

Ir a CONCLUSIONES Parte I

Notas y referencias:

(27) 2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Desde el centro del país, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales.

(28) 2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Sabores de Buenos Aires, de las sierras al puerto, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales.

(29) 2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur, de la cordillera al mar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.

(a) https://kookinglab.com/libros-cocina-gratis/desde-el-centro-del-pais-sabores-bien-nuestros/

(b) https://kookinglab.com/libros-cocina-gratis/sabores-de-buenos-aires-de-las-sierras-al-puerto/