José
Hernández (1834-1886) poeta y escritor con compromiso político. Su
obra mayor es el poema Martín Fierro. El libro fue consagrado por
una enorme popularidad (se vendía en las pulperías de la
campaña).(1)
Finalmente, el sector más conservador de la burguesía argentina, le
reconoció el carácter de poema nacional que el pueblo ya le había
otorgado.
Imagen tomada de http://www.google.com.ar(2)
El
poema está compuesto por dos partes: la primera, muy crítica con la
situación social a la que estaba sometido el gaucho, se llama El
gaucho Martín Fierro
y fue publicada en 1872. La segunda, políticamente más
conciliadora, fue publicada en 1878 con el título de La
vuelta de Martín Fierro.
Estos fragmentos del poema nacional de los argentinos rescata los
hábitos alimentarios del gaucho asalariado de la primera mitad del
siglo XIX: mate, asado con cuero, carbonada, mazamorra y vino. A lo
largo del libro, el contraste con la vida del gaucho que no tiene
conchabo es muy evidente, siendo éste el motivo central de la
obra.(3)
   
“Yo
he conocido esta tierra 
en
que el paisano vivía 
y
su ranchito tenía 
y
sus hijos y mujer... 
Era
una delicia el ver 
cómo
pasaba sus días.
   
“Entonces...
cuando el lucero 
brillaba
en el cielo santo, 
y
los gallos con su canto 
nos
decían que el día llegaba,
a
la cocina rumbiaba 
el
gaucho... que era un encanto. 
   
“Y
sentao junto al jogón 
a
esperar que venga el día, 
al
cimarrón le prendía 
hasta
ponerse rechoncho, 
mientras su china dormía 
tapadita
con su poncho. 
   
“Y
apenas la madrugada 
empezaba
a coloriar, 
los
pájaros a cantar, 
y
las gallinas a apiarse, 
era
cosa de largarse 
cada
cual a trabajar. 
“/.../.
   
“Y
verlos al cair la noche 
en
la cocina riunidos 
con
el juego bien prendido 
y
mil cosas que contar, 
platicar
muy divertidos 
hasta
después de cenar.
   
“Y
con el buche bien lleno 
era
cosa superior 
irse
en brazos del amor 
a
dormir como la gente, 
pa
empezar al día siguiente 
las
fainas del día anterior.
“/.../.
   
“Aquello
no era trabajo, 
más
bien era una junción, 
y
después de un güen tirón 
en
que uno se daba maña 
pa
darle un trago de caña 
solía
llamarlo el patrón.
   
“Pues
siempre la mamajuana 
vivía
bajo la carreta 
y
aquel que no era chancleta 
en
cuanto el goyete vía, 
sin
miedo se le prendía, 
como
güérfano a la teta.
“/.../.
   
“Eran
los días del apuro 
y
alboroto pa el hembraje, 
pa
preparar los potajes 
y
osequiar bien a la gente, 
y
ansí, pues, muy grandemente, 
pasaba
siempre el gauchaje.
   
“Venía
la carne con cuero, 
la
sabrosa carbonada, 
mazamorra
bien pisada 
los
pasteles y el güen vino... 
pero
ha querido el destino 
que
todo aquello acabara.
“/.../.”
Notas y bibliografía:
(1)
1964, Pérez Amuchástegui, A. J.,
Mentalidades
Argentinas,
Buenos Aires, EUDEBA, pp. 230. 
(3)
Hernández,
José, El
gaucho Martín Fierro,
Canto II,
en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, leído el 9 de
seriembre de 2011 en 
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/46827241323359941754491/p0000001.htm#I_0.










