Pietro Sorba ya había
publicado su guía de bodegones porteños cuando comencé a escribir
sistemáticamente sobre la cocina argentina en 2010. (1) El libro provocó una
incitación importante en mi espíritu, no tanto por las buenas recomendaciones
que promovía como por la concepción teórica que exponía en la Introducción. El
autor hablaba allí de un recetario específico de esta clase de restaurantes
porteños. Con todo, no fue hasta 2015 en que publicó un libro que lo expusiera.
(2) Esta obra recopila recetas reales oficiadas en restaurantes reales.
Las imágenes pertenecen al autor (excepto la tapa del libro de Pietro Sorba)
Anticipándome, en 2012 y
2013, dediqué buena parte de mi tiempo a escribir ese recetario invisible que,
juzgué, merecía una exposición ordenada. Presté más atención a las recetas más
tradicionales, con independencia de los restaurantes que la ofrecían en sus
cartas, y a la forma en que podrían prepararse en casa. Publiqué los artículos
entre el 17 de noviembre de 2012 y el 1º de noviembre de 2014. No avancé, en
ese momento, sobre las concepciones teóricas de don Pietro, porque sentí que me
gustaba más reconocerme en el esfuerzo de seleccionar las recetas y en el
trabajo historiográfico que ubica a cada una de ellas en el contexto de la
tradición culinaria a la que pertenecen.
Más recientemente comprendí
que había que formular una diferenciación más clara entre el bodegón y el restaurante
porteño. Las señas de esas diferencias que significan un leve apartamiento
de la formulación teórica de don Pietro, están registradas en los últimos
artículos de este índice (La carta del restaurante Albamonte y Diálogos sobre
la mesa con Héctor Zancada). Ellas permiten una relectura del recetario, no
desde la calidad de cada receta en particular, sino desde una perspectiva
clasificatoria.
He agregado también
nuevas recetas y revisiones que incluí en la clasificación original por
estaciones del año. Esa clasificación fue un torpe intento de ordenar las
recetas. En ese orden no seguí la estacionalidad de los productos implicados,
sino la de mis gustos personales.
Aquí pongo los enlaces a los artículos publicados
en El Recopilador de sabores:
·
Las guías de Pietro Sorba (16/02/13)
·
El recetariode los bodegones porteños (17/11/12 a 29/12/12)
§ Oda a la Milanesa por Horacio Licera (14/03/17)
§ Supremas de pollo a la Maryland (revisión) (25/06/16)
·
El recetario de los bodegones porteños II – invierno (29/06/13 a 06/07/13)
§ Buseca
§ Fabada
·
El recetario de los bodegones porteños III – primavera (02/11/13 a 09/11/13)
§ Sobre el Revuelto gramajo y otros inventos de la cocina argentina (22/11/14) (3)
§
Revuelto Gramajo (Revisión)
(09/04/16)
·
El recetario de los bodegones porteños IV – verano (08/02/14 a 22/02/14)
§ Salsa golf (30/09/17)
§ Ranas a la provenzal (revisión) (03/12/16)
§ Platitos de la picada porteña (19/08/17)
·
El recetario de los bodegones porteños V – otoño (05/07/14 a 26/07/14)
§ Bocadillos de acelga
(receta personal) (12/08/17)
·
El recetario de los bodegones porteños VI – postres (18/10/14 a 01/11/14)
§ Flan
·
La carta del Restaurante Albamonte (1950) (30/07/16)
·
Diálogos sobre la mesa:
Notas
y bibliografía:
(1) 2008, Sorba, Pietro, Bodegones de
Buenos Aires, Buenos Aires, Planeta, 3° edición, 2009.
(2) 2015, Sorba, Pietro, Recetas de
bodegones, Buenos Aires, Planeta.
(3)
Escribí este segundo artículo sobre el revuelto gramajo con una finalidad
teórica, cuestionando el criterio de la autoridad como único medio de dar
fundamentos a la verdad histórica. Contiene un comentario de Alejandro
Manglione que concluye definitivamente con el debate acerca de quién fue el
inventor de la receta. En otros comentarios que me hizo, corrige, además, la
receta que publiqué en dos detalles: no lleva ni cebolla ni arvejas y las papas
paille no deben estar mezcladas en el revuelto de huevos y jamón, sino
manteniendo un contacto parcial con el mismo. Sus comentarios coinciden con la
receta de “Huevos a lo Gramajo” de Teófila Benavento (1894, Benavento, Teófila, La perfecta cocinera
argentina, Buenos Aires, s/pie de imprenta, edición de 1940, pp. 150-151).
El artículo también refiere a la invención de la Salsa golf por Luis Federico
Leloir en el golf Club de Mar del Plata y la Milanesa a napolitana por José
Napoli en Buenos Aires.
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